El mismo tiempo, diferentes espacios.
Aunque no tenemos muy claro estos dos conceptos, la realidad siempre ayuda a definirlos. No sabemos bien qué es el tiempo, tampoco está claro si el espacio que ocupamos es absoluto o relativo a cada quien. La mayoría de nosotros estamos tan ocupados que no tenemos tiempo para reflexionar sobre esto.
La historia de La piscina del Hotel Humboldt se desarrolla en un momento muy complicado para España. Durante estos tiempos brutales, el país transitaba por una espiral descendente sin control alguno, la fuerza que motivaba a ambos bandos eran el instinto primario de dominar al otro. Como siempre, los políticos manipulaban con la mentira eterna de la derecha y la izquierda, mientras la población quedaba atrapada en un infierno. Fue una época terrible donde el sufrimiento de la guerra quedó en pañales, comparado a la brutal dictadura que se instauró a la fuerza.
Por otro lado, aunque en Venezuela también existía una dictadura, había una diferencia notable. Reinaba una gran calma, y quien no ejercía el legítimo deber de luchar por la democracia y la libertad no tenía mayores problemas. Quiero dejar claro que mi libro no tiene posición política alguna. Estoy en total desacuerdo con cualquier dictador, sin importar de qué bando, todos obran al margen de la ley.
Renacer fue el caso de cientos de miles de inmigrantes europeos que escapando de los horrores de la guerra lograron adoptar una tierra fértil y amable, que los recibió con los brazos abiertos sin preguntar quiénes eran y de dónde venían.
Mi principal motivación al escribir este libro es honrar el trabajo honesto y decente de mis 4 abuelos, y de millones de inmigrantes que tuvieron que abandonar su país para empezar de nuevo. Todos ellos llegaron a estas tierras aterrorizados. Huyendo de una brutal represión, que sin lugar a dudas los estaba matando.
Los que llegaron a Venezuela los sorprendió una tierra en donde no había invierno, la abundancia era prácticamente infinita, la gente amable y cariñosa. Era un paraíso para ellos. En el caso de mis abuelos, recuerdo que no querían volver a España, y cuando lo hacían estaban contando los días para regresar a la tierra que los adoptó y robó sus corazones.
Dentro de ese tiempo y espacio existían dos realidades opuestas. Y digo espacio porque ellos vivían en los dos. Aunque estaban en un nuevo país, era imposible desligarse por completo de lo que el resto de la familia sufría durante la larga dictadura de Franco.
Hoy en día, en un tiempo y espacio diferentes, nos ha tocado vivir circunstancias muy similares. Muchos hemos tenido que dejar atrás a la tierra que nos vio nacer y crecer, en busca de la paz y prosperidad que se nos negó. Los errores de la humanidad siguen siendo los mismos. En realidad creo que no hemos aprendido nada.
Atrás queda una vida de muchísimas alegrías, los mejores momentos vividos en esa tierra tan noble. Si hay algo que recuerdo a diario es la luz que hay en Caracas. No hay otro lugar en el mundo con la misma luz, una luz que logra arrancar los colores más intensos que jamás haya visto. No sé si lo último es tan relativo como lo primero, con lo que empecé a escribir, pero con el recuerdo de la intensidad de esa luz quiero culminar este blog de hoy.