Curso de fascismo en 5 días

la-ola.jpg

En 1967 se llevó a cabo un experimento en la secundaria Cubberley High en Palo Alto, California. El profesor Ron Jones buscó la forma más eficaz de enseñar a sus alumnos la manera cómo el fascismo había logrado calar en una sociedad preparada como la alemana, durante el régimen nazi en la Segunda Guerra Mundial.

La mayoría de las personas creen que el totalitarismo es implementado con mayor facilidad en las sociedades poco preparadas, sin embargo, Hitler demostró que eso no era cierto, la sociedad alemana siempre ha sido todo lo contrario.

El profesor Jones decidió utilizar un método poco ortodoxo con sus alumnos de 15 años, y sin que ellos lo supieran, desarrolló un experimento llamado “La Tercera Ola”.

Primer día: El profesor Jones comenzó por cosas muy sencillas. Les enseñó la manera correcta de sentarse y reforzó un poco la disciplina, llevándola a un nivel más estricto que de costumbre, haciendo énfasis en su persona como una figura autoritaria. Los alumnos debían sentarse correctamente antes de que sonara la campana para empezar la clase, debían formular sus preguntas utilizando solo tres palabras o menos, y siempre comenzar cada pregunta pronunciando su nombre de manera respetuosa: “Sr. Jones”.

Los alumnos que expresaron su desacuerdo con el profesor fueron expulsados del curso inmediatamente, sin derecho a réplica.

Segundo día: Jones logró sumergir al grupo en una especie de sociedad donde se practicaba un elevado sentimiento de disciplina y comunidad. Llamó a su movimiento “La Tercera Ola”, y justificó su nombre diciendo que en una serie de olas la tercera es la más fuerte. Inventó un saludo cruzando un brazo sobre el pecho y simulando el movimiento de una ola, un saludo similar al de Hitler. Ordenó a sus estudiantes saludarse de esa manera, incluso fuera del salón de clases. Todos siguieron sus órdenes.

Tercer día: El movimiento tomó vida propia, incluso varios estudiantes de otros cursos que tenían esa hora libre asistieron a la clase de Jones con el fin de participar en “La Ola”. El curso creció de 30 alumnos a 43. Todos demostraron un grado elevado de motivación y aumentaron su entusiasmo académico significativamente. Los estudiantes recibieron directrices acerca de lo que seguía a continuación. Tenían la tarea de diseñar un estandarte que rezara un slogan alusivo al movimiento. Se les entregó a cada uno una credencial que los identificaba como miembros de “La Ola”, y recibieron instrucción al estilo militar para aplicar correctamente un proceso de selección e iniciación de los nuevos miembros, y a su vez, rechazar a los que no estuvieran de acuerdo con ellos.

Para el final del día el movimiento constaba de 200 estudiantes.

Un alumno en particular, llamado Robert, se identificó de inmediato con el movimiento. Robert era un alumno normal, sin mayores pretensiones académicas ni personales. Jamás había resaltado en nada y pasaba totalmente desapercibido. Era un alumno promedio sin condiciones atléticas para pertenecer a algún equipo, y aunque se esforzaba tremendamente sus calificaciones no reflejaban su esfuerzo.

Al final del día Robert se dedicó a seguir a Jones a todas sus actividades con mucho entusiasmo y con una enorme sonrisa. Jones sabía de la existencia de Robert porque un día lo encontró dentro del salón de clases almorzando solo, Robert nunca almorzaba en la cafetería y cuando lo hacía siempre se sentaba apartado de todos.

Jones continuó con el resto de sus actividades y dejó que Robert lo siguiera para entender qué era lo que buscaba. Cuando le preguntó la razón de su persecución, Robert le contestó que de ahora en adelante él sería su guardaespaldas, porque temía que algo malo le sucediera.

A partir de ese momento Robert lo acompañó a todas partes, le abría y cerraba las puertas y siempre estaba a su lado con una sonrisa, incluso cuando tomaba su café en la sala de profesores.

Cuarto día: El jueves Jones se dio cuenta de que su experimento estaba fuera de control y decidió ponerle fin antes de que sea demasiado tarde. Los estudiantes demostraron que estaban totalmente sumidos en la ideología, y demostraron un enorme sentido de disciplina y lealtad a su líder. Durante el curso de la clase, Jones les comunicó que “La Ola” era ya parte de un movimiento nacional y que al día siguiente el candidato presidencial del movimiento haría un anuncio publico de su existencia en televisión. Todos fueron convocados para un mitin que se llevaría a cabo a mediodía.

Quinto y último día: Cuando los miembros del movimiento estaban listos para presenciar el anuncio se encontraron con un televisor sintonizado en un canal sin señal. Jones junto a su inseparable guardaespaldas se dirigió a todos y les comunicó que no existía tal movimiento nacional ni el supuesto líder, que todos habían sido parte de un experimento en el cual el objetivo era demostrar la forma cómo el fascismo podría captar a ciudadanos de cualquier clase y nivel intelectual, y sobre la forma cómo esta ideología había logrado calar en la sociedad alemana en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Luego les presentó un documental sobre la historia del nazismo.

Al culminar el documental Jones encendió las luces y presenció que todos su alumnos estaban es estado de shock. Algunos lloraban en silencio y otros observaban a través de las persianas que oscurecían el recinto buscando una respuesta.

El más afectado de todos era Robert, lloraba desconsoladamente sin importar que los demás lo estaban observando. Jones se acercó a él y lo abrazó diciéndole que todo estaba bien, que era solo un experimento y que de ahora en adelante serían amigos inseparables. Todos los estudiantes que se encontraban allí se sumaron a ese abrazo y todos se unieron como una sólida roca mientras expresaban su tristeza al ver finalizado lo que había considerado su motivo de vida.

No se sabe con certeza por qué el humano responde positivamente a este tipo de ideología, sin embargo, a través del tiempo ha sido práctica común la utilización de la violencia física, verbal o mental como forma de manipulación política. En cualquier país siempre existe una parte de la población que se siente identificada con un lenguaje violento y con promesas fatuas de reivindicaciones que jamás ocurren.

Considero que uno de los roles más importantes dentro de la sociedad es el del político, sin embargo, es realmente deplorable la forma cómo se ha ejercido esta profesión en la mayor parte de nuestro malogrado mundo. No en vano hemos pasado por todas las atrocidades durante el curso de nuestra historia y por lo visto las seguiremos pasando. A veces me pregunto si es realmente necesario repetir constantemente los mismo errores una y otra vez.

En 1513, mientras se encontraba encarcelado por conspirar en contra de los Médici, Maquiavelo escribió un tratado llamado “El Príncipe”. Su objetivo era recomendar a los monarcas cómo debían gobernar sus estados según las diferentes circunstancias, con el fin de conservar su poder. En el tratado hay algo que me llamó mucho la atención por lo grotesco pero también por lo actual. En el capítulo 17 dice:

Es mucho más seguro ser temido que amado”.

Previous
Previous

Un antes y un después

Next
Next

Ganar la guerra sin importar las elecciones